Cuando era un niño de menos de 10 años tomaba sin permiso los libros de mi papá sobre la historia política de Puerto Rico para hojearlos y ver sus fotos. Los capítulos que más me llamaban la atención en ese entonces, eran los referente a los nacionalistas puertorriqueños. Puedo sentir como hoy, por ejemplo la emoción y admiración de aquellos años cuando veía una y otra vez las fotos de los puertorriqueños arrestados al atacar al Congreso, sobre todo la imágen de gallardía de la única mujer, Lolita.
Con esa emoción y admiración, crecí hasta llegar a la Universidad y saber que aún el espíritu de los nacionalistas vivía en muchas personas sobre todos en algunos de mis profesores de UPR Ponce. Desde este recinto, asistí al cincuentenario de la Masacre de Ponce, al
centenario de Albizu Campos en Tenerías (Ponce) y comencé a leer diversos libros como La Mordaza y la Revuelta Nacionalista.
Al transladarme a UPR Rio Piedras, en uno de esos viajes a la celebración del Grito de Lares, por fin conocí personalmente a Lolita Lebrón, esto luego de 25 años de haberla visto por primera vez en los libros de papá. ¡Qué emoción! Me impresionó su amablilidad, llena del amor de Cristo y súper puertorriqueña, puertorriqueña de los de verdad.
Hoy en su muerte, finalmente le conté mi historia secreta de los libros de papá a mi madre pues mi papá desde hace 10 años también descanza en la patria de los valientes!
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