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Por: Josefina (Mima) Maldonado López
“…En la noche de San Juan
busca el diamante en el río
porque camino del río,
baja el diamante a la mar”
Anónimo
El 24 de junio se celebran las fiestas en honor a San Juan Bautista. Como es tradición, en la víspera todo el pueblo se lanza desde temprano a las playas para recibir jubilosamente la llegada del patrón de nuestra ciudad Capital.
Las fiestas en honor a este santo se celebran todos los veranos, posiblemente desde los tiempos de la colonización. San Juan Bautista fue declarado patrón de la Isla cuando Cristóbal Colón la “descubrió” en el 1493, unos dicen que en honor a don Juan, el hijo del rey Fernando de España, y otros porque San Juan, dentro de la devoción católica era uno de los santos preferidos.
Durante el 1512, el señor Alonso Manso, Primer Obispo de la Diócesis, levanta la iglesia a San Juan y desde entonces fue reconocido como patrón y divino precursor. Por mucho tiempo, al parecer nadie se acordó del santo patrón, hasta que en 1637 o 1638 el gobernador don Iñigo de la Mota Sarmiento hizo reconstruir el crucero de la iglesia y con este motivo el Cabildo Eclesiástico solicitó el cobro de viejas deudas para llevar a cabo una misa en honor a San Juan Bautista, del cual era el devoto el Gobernador.
Es probable que bajo la incumbencia de éste nacieran las fiestas populares de San Juan.
Durante el siglo XVII, otras fiestas se celebraron, pero las de San Juan se celebraban con mayor solemnidad.
En las fiestas al patrón no sólo se celebraban con misa, sino que los días 24 y 25 de junio se llevaba a sus pies las llaves de la ciudad:”en reconocimiento a su solemne protección”. También se distinguió de los demás porque se llevaban a cabo las fiestas desde la víspera de San Juan (23 de junio) hasta las de San Pedro (30 de junio). Las fiestas principales, las celebraban también con corridas de caballos que venían de todos los pueblos de la Isla, los que también se lucían en las retretas.
Estas fiestas se nutrían con la “alborada de la leche”. Para los años 1780 al 1781 concurría a las fiestas gente de diversos lugares de la Isla, coincidiendo “forasteros” con los jíbaros, que traían sus frutos para venderlos en la Plaza del Mercado y los expendedores de leche que llegaban antes de la aurora. Aunque se llevaban carreras de caballos como parte de las fiestas religiosas en honor a San Pedro, San Mateo y San Juan, las únicas que se continuaron celebrando fueron las de San Juan Bautista.
En el 1801 surge un evento sumamente importante que motiva a que se celebre la fiesta en honor a San Juan Bautista en todo su esplendor, cuando el Ayuntamiento de la Capital se dispuso a celebrar la victoria que había obtenido el pueblo en 1797, logrando que se retiraran los ingleses de la ciudad. Se aprovechó la ocasión para celebrar la inauguración de la Casa Consistorial y el título concedido a la ciudad capital de “muy noble y leal”.
Dicha celebración fue tan fabulosa que por la concurrencia de personas foráneas al vecindario se vieron obligados a construir viviendas provisionales en todos los barrios de la ciudad. Los artículos de primera necesidad escasearon y el gobierno dispuso un padrón de vecinos con el objetivo de los que no fueran de la vecindad retornaran a su lugar de origen, ya que se habían excedido de los días de fiesta. Luego de esta celebración, las fiestas en honor a San Juan decayeron en años posteriores.
Es durante el siglo XIX, que cobran auge las Fiestas de San Juan, probablemente por el aumento de la población a causa de las corrientes migratorias.
Pero, aunque los cronistas nos hablan de la fiesta al santo patrón, nos queda la interrogante de dónde surgen los actos esotéricos en torno o en combinación al fervor religioso. Conrado Asenjo nos cuenta que Juan Lizcano decía “…que en Venezuela durante el 1613, los negros acostumbraban bañarse en la mañana de San Juan y bañar juntos el Santo”.
También en la novela “El Diablo Cojuelo” (1918), Luis Vélez Guevara nos dice que el conjuro de las habas era bastante común en la víspera de San Juan en el siglo XVI, que
“lo hacían los gitanos y otras mujeres para averiguar cosas de amoríos”. Este ritual o acto de conjuro es muy parecido al que se celebra en Puerto Rico con los ajos y las agujas.
Esta celebración, que sale del calendario romano, coincide con el solsticio de verano entre el 21 y 22 de junio. Por dicha razón es que se concluye que el día de San Juan es de los más largos del año y por ser el día en que más brilla el sol para propiciar y celebrar su renacimiento encendían hogueras simbólicas. Reminiscencias evocadas hoy en las hogueras donde se queman en fuego los sortilegios en las playas puertorriqueñas.
San Juan Bautista es uno de los santos que más devotos tiene. Entre los sanjuaneros hay un comentario muy singular:”San Juan Bautista ha tenido más suerte que otros santos, no se eliminó entre los que fueron alejados del santoral por su relación con Jesús”. San Juan Bautista es uno de los santos más populares en la devoción católica por su acción de bautizar con agua al Elegido, propicio a este sincretismo religioso como el rito del baño sanjuanero. En el Jordán, Juan bautizaba a aquellos que estaban dispuestos a arrepentirse.
El bautizo de agua simboliza un proceso de limpieza, una actitud de pensamiento que disuelve y echa fuera todos los pensamientos materiales, que suelta y deja ir, es una forma de negación, de borrar todos los errores del pasado. El rito del baño ocupa un puesto preponderante y está unido por su naturaleza a la celebración de la noche de San Juan.
La víspera de San Juan es la noche propicia para la adivinación y los sortilegios, para conjuros y encantamientos, presagios y augurios. No sabemos con certeza desde cuando se celebra el baño ritual en la mar, pero sí sabemos que razones no faltan para celebrar la noche de San Juan.
NOTA:
Este artículo ha sido reproducido en la Biblioteca Virtual con la autorización de la autora y fue publicado por primera vez en la sección ESCENARIO del periódico El Vocero el domingo 20 de junio de 1999. La primera imagen de este artículo fue tomada de Internet y la segunda de la Biblioteca Digital de Puerto Rico descrita de la siguiente manera: Escenas en las playas de Santurce en la espera del Día de San Juan 1954. Email de Josefina Maldonado: josefinamaldonado60@yahoo.com